Frijolín el Super Frijol

Frijolín el Super Frijol

En un plato de frijoles recién cocidos, calentitos y perfumados con hierbas, nació alguien muy especial. No era un frijol cualquiera, sino Frijolín, un frijol con capa roja y unos ojitos chispeantes llenos de valentía.

Los frijoles son semillas llenas de energía y proteínas, pero Frijolín tenía algo más: poderes mágicos. La primera vez que lo descubrió fue en la mesa de una familia. Cuando un niño intentó soplarlo porque estaba muy caliente, Frijolín salió volando del plato y... ¡no volvió a caer! Flotaba como un globo con motor.

—¡Puedo volar! —gritó sorprendido, agitando su capita.

Pronto se dio cuenta de que no solo volaba. Además podía hacerse gigante como un saco de frijoles para detener derrumbes. Multiplicarse en pequeños granos para ayudar en varios lugares a la vez. Y hasta lanzar chorros de energía nutritiva, que daban fuerza y alegría a quien los recibiera.

Frijolín no tardó en usar sus poderes. En una escuela, salvó a los niños cuando una tormenta fuerte levantó los techos, se hizo enorme y los cubrió como un escudo. En una ciudad, detuvo un incendio lanzando un chorro de energía fresca que apagó las llamas y dejó un olor delicioso a frijolito guisado. En el mar, rescató a unos pescadores perdidos, usando sus frijolitos clonados como linternas que brillaban en la oscuridad. Y hasta ayudó a un perrito callejero dándole una semillita de su energía nutritiva para que tuviera fuerzas de encontrar un hogar.

Allí donde alguien estaba en peligro, aparecía Frijolín con su risa chispeante y su grito de batalla: —¡Con frijoles, todo se puede!

Frijolín pronto entendió algo muy importante: no importaba de qué color eran las personas, de qué país venían, o qué idioma hablaban. Todos necesitaban bondad, alimento y esperanza. Y él estaba ahí para recordarlo.

Al final, Frijolín regresaba cada noche a la olla, a descansar entre sus hermanos frijoles. Sabía que el día siguiente lo llenaría de nuevas aventuras, porque los héroes nunca descansan… pero siempre sueñan.

Moraleja:

"La verdadera fuerza no está en los músculos ni en los superpoderes, sino en la bondad de ayudar a los demás. Como Frijolín, aprendamos a respetar, a amar a todas las personas sin importar su color o lugar, y a encontrar lo positivo incluso en los momentos más difíciles. Porque con amor, bondad y un corazón lleno de energía… ¡todos podemos ser superhéroes!"